Corría el año 1998 y un tal Mike Becker, diseñador de camisetas y entusiasta de los juguetes estaba intentando conseguir un hucha muy antigua que representaba a una conocida mascota de una famosa cadena de comida rápida americana llamada Big Boy. Se dio cuenta de que era muy cara y complicada de conseguir y se le ocurrió la idea de, porque no, fabricar en China una réplica de ella que más o menos le costaría lo mismo. Poco después desde su propia casa en Washington lanzó su propia compañía a la que llamó «Funko».
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